El estudio de la exposición al espacio de estos seres vivos, llamado extremófilos, es una de las misiones que están llevando a cabo los tres satélites de la Universidad de Chile que están en órbita.
Hace exactamente un año fueron puestos en órbita tres satélites –Suchai 2, Suchai 3 y Plantsat– desarrollados y operados por la Universidad de Chile. Uno de sus objetivos era recopilar datos que permitieran estudiar cómo reaccionaban ciertos microorganismos terrestres al ser expuestos al espacio.
Se trata de los extremófilos, microorganismos que viven en zonas extremas del planeta, en medio de condiciones límites de supervivencia. Los satélites llevaron una carga de extremófilos, los cuales no solo han logrado sobrevivir, sino que hoy muestran signos de crecimiento en el espacio, lo que sería un hito científico. Así, se han recolectado importantes datos que permitirán estudiar la sobrevivencia de estos microorganismos fuera de la atmósfera terrestre.
«Es una característica nueva el poder llevar sistemas biológicos y tratar de mantenerlos vivos, desarrollando sistemas cada vez más complejos, pero tratando de mantenerse de alguna forma simple, porque la simpleza es lo que evita los riesgos. Ese equilibrio es clave», señala Marcos Díaz, coordinador del Programa Satelital de la Universidad de Chile.
El académico presentó este viernes los logros y próximos desafíos de los satélites, que en este año ya han dado más de 5.400 vueltas a la Tierra, a unos 500 kilómetros de altura. Estos vehículos espaciales tienen programado desarrollar 15 experimentos en el espacio, tanto biológicos como relativos a física espacial, además de evaluaciones tecnológicas, y ya han conseguido cerca del 70% de sus objetivos de investigación.
Académicos y estudiantes de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) monitorizan los satélites desde el Laboratorio de Exploración Espacial y Planetaria (SPEL), donde se verifican sus estados de salud y se les asignan las tareas de la jornada: desde fotografiar a los extremófilos que llevan a bordo hasta medir el campo magnético de la Tierra.
Los tres satélites también han realizado experimentos con sensores de física espacial, los cuales han permitido evaluar la posibilidad de estudiar la dinámica del acoplamiento de la magnetosfera-ionosfera usando más de un punto de medición a diferentes distancias, pues los satélites se acercan y alejan entre sí.
También recolectan imágenes, videos e información interna de su estructura, como temperaturas, consumo de energía y estado de salud de las baterías.
Fuente: Emol.com – https://www.emol.com/noticias/Tecnologia/2023/03/31/1090995/microorganismos-terrestres-satelites-nacionales-espacio.html